miércoles, 13 de julio de 2016

VACACIONES EN MALLORCA III


Por MERCHE


Alrededor de las ocho de la mañana ya me había levantado, la noche anterior  dejamos el aviso en recepción, me asome a la terraza para ver como se presentaba el día, me sorprendió la gente ocupando sitio en la playa, luchando por la proximidad al agua.
Recién duchada y aseada le pregunte a Juan que ropa creía que era la más oportuna:

-¿Juan que prenda me pongo hoy?

 -Lo que quieras me dijo. Me puse unos jeans y una camiseta  de tirantes, a continuación le mire y espere su aprobación.

- Bien  -me dijo desde la terraza- , pero quizás una poco menos provocativa de lo que esperaba.

Bajamos a desayunar algo, un café para empezar aquel  día, Juan hizo algunos cambios en la forma de llevar aquella camiseta de tirantes, pensé que era para ocultar parte del sujetador que se me veía, pero hizo todo lo contrario, abocando el escote de la camiseta para delante dejó parte importante del sujetador a la vista haciéndome participe de su calentura en ese momento, note como su respiración se aceleraba cada metro que nos acercábamos mas al restaurante. La camiseta holgada parecía pronunciar así mas mis abultados pechos era increíble como destacaba el sujetador negro debajo de aquella camiseta blanca, apenas habíamos entrado en el restaurante cuando acapare casi todas las miradas de los que allí había presentes incluso de las mujeres , aunque están eran de otra manera.

 Pedimos el desayuno, pero yo note que Juan todavía no estaba conforme, aunque si excitado, algo en su mirada me decía que quería más, más por mi parte.

Notaba en la mirada de Juan  algo perverso que me excitaba y me daba miedo a la vez, era una faceta  que no había descubierto hasta ese momento, cada roce de su mano subía mi temperatura por lo menos un grado y las miradas de aquellos extraños lejos de intimidarme me envalentonaban mas.

Terminamos el desayuno  y salimos a la calle bajando las escaleras de la entrada, solo nos separaban doscientos metros  y nos dirigimos  hacia el bar donde habíamos quedado la noche anterior. De pronto, me cogió por la cintura y me hizo de pasar a una tienda de ropa que estaba abriendo, mire un momento hacia el hotel y comprendí que lo tenía planeado, la tienda de ropa se veía desde la terraza de la  habitación.

Juan me dijo:

- Vamos a renovar un poco el vestuario,  busca algo apropiado, pero no pienso dar mi opinión, quiero ver donde puedes llegar.

Con la experiencia que me regalo el día anterior y viendo como se había levantado agarre lo primero que vi corto muy corto una minifalda azul de vuelo y una camisa medio transparente blanca, la verdad es que pensé por un momento que no me dejaría salir así de allí, pero nada mas lejos de la realidad, dirigiéndose a los dependientes pregunto por el probador.

Eran dos dependientes de unos treinta o treintaicinco, el que estaba mas cerca me señalo el probador, una caseta de metro y medio de ancho con una cortina corredera y un espejo al frente, pasé no muy decidida corrí la cortina y me desnude para probarme el conjunto.

De pronto se corrió la cortina y apareció Juan para ver como me quedaba, yo me pare de repente, no esperaba su presencia hasta que hubiera terminado y el me hizo un gesto de que siguiera a través del espejo, pues estaba de espaldas, veía al dependiente que no quitaba ojo, Juan no tapaba toda la entrada del probador, me puse la mini y la camisa  me gire para que me viera, asintió con la cabeza y fue a pagar. Le dijo al dependiente que si se podía quedar con la ropa usada, el dependiente le dijo que si poniendo cara de asombro, la ropa que elegí me pareció bastante cómoda, una faldita azul, con cintura elástica y una camisa que se anudaba por debajo dejando una parte de mi vientre al aire, además era la primera vez que salía con la ropa comprada y puesta en un instante.

 Salimos de la tienda y Juan me cogió de la mano y yo le pregunté:

-¿Estoy bien?

-Si,-respondió Juan-, pero ahora tienes que aprender a moverte con esta ropa.

Agarrándome fuerte por la cintura movió mi cuerpo de un lado para otro, la verdad es que nunca había usado ropa tan corta ni tan atrevida.

Lo mire riéndome y observe que ya estaba muy caliente, se apreciaba un gran bulto en sus pantalones. Al pasar por el pequeño parque de la noche anterior me hizo sentar en el mismo banco, me llevaba cogida por la cintura con la mano derecha, la misma que me levanto la falda por la parte de atrás al sentarme. El banco estaba frio, mis nalgas lo percibían bien sin la falda de por medio.

Me dijo Juan:

 -Estás preciosa, con esta ropa me estoy volviendo loco, te comería aquí mimo.

Yo me eche a reír y respondí:

-Mas bien por la falta de ella.

Me di cuenta que ha pocos metros estaba trabajando un barrendero municipal, que había visto todo mi trasero al sentarme de aquella manera, se quedo mirando apoyado en el cepillo, esperando el próximo movimiento. Comprendí que Juan me había sentado allí a propósito y note como iba aumentando su bulto dentro de aquellos pantalones. Ni corto ni perezoso  desabrocho dos botones de mi camisa, el sujetador volvió a entrar en escena, yo no me opuse pues ya estaba caliente también, tanta exhibición  y tanto empeño en mostrar mi cuerpo habían causado efecto, solo tuve que abrir un poco las piernas  para que el barrendero pudiera disfrutar de aquellas mini braguitas que llevaba aquel día.


Cuando me asegure de que me había visto bien aquel  joven barrendero  tome la mano de Juan, nos levantamos y proseguimos nuestro corto camino.

 Cuando llegamos a la entrada del bar me pare, en el cristal de la puerta me veía como en un espejo, la camisa al ser medio transparente dejaba ver  a través de ella mi sujetador negro, además los dos botones que desabrocho Juan en el parquecillo contribuían mas aun a su transparencia, la minifalda al haberme sentado en el banco  y tener la cinturilla elástica también había subido un par de centímetros, aparecía delante de mi una imagen que nada que ver con la chica  de dos días atrás.


Abrí la puerta y me sorprendí un poco, el bar estaba lleno, pero la clientela no era precisamente  turística, era un bar de obreros, solo algún viejo madrugador sentado rompía con el tono azul de  las vestimentas de aquellos trabajadores. Pasamos al bar, estaban desayunando todos allí, los seis que conocimos  la noche anterior en medio de la barra.

Mis caderas iban rozándose con los clientes del bar, mientras sin mucho disimulo Juan iba acariciándome el culo ya que pasó tras de mi, el bar era  estrecho,  una hilera de mesas al lado de las ventanas un pasillo central y la barra a la derecha.

 Llegamos a ellos y saludamos todo normal, hasta que Ramón me echo una mirada de arriba a abajo, seguidamente le dijo a Juan:

 -Bien, quítale la ropa interior.

 Yo pare a Juan le dije que no era sitio .Ramón intervino para señalarme el aseo.

El servicio estaba en una  punta de la barra y allí me encamine, dudando, al ir pasando por el pasillo central noté como los clientes volvían la cabeza para mirarme, recordé entonces lo que me dijo Juan,  empecé a mover un poco mas las caderas, me gustaba la situación era la única mujer que había en el bar, todos eran hombres, la atención hacia mi cuerpo estaba asegurada. También me gusto como Ramón ordeno mi desnudez interior ante la pasividad de Juan que parecía disfrutar de ello, ya iba caliente esto me puso mas aun. Ya en el servicio y me quite las bragas y el sujetador y volví a mirarme, los pezones los tenia duros por la excitación  y la minifalda no sabia como colocármela, decidí subirla un poco mas.


Al salir del servicio  mis pechos ya se movían libres y provocaban miradas de deseo , los que estaban sentados en las mesas  junto a las ventanas tenían una perspectiva diferente pues sus ojos quedaban a la altura de mi trasero, mi excitación subía por momentos y opte por mover las caderas exageradamente sabia que con ese movimiento mi culo quedaría parcialmente al descubierto, mi avance era lento , todo lo lento que podía ser, los obreros al verme pasar obstaculizaban mi paso en vez de facilitármelo, los roces y toqueteos con disimulo provocaron que me humedeciera en la parte de abajo.

Llegue por fin junto a Juan, no se había perdido detalle del espectáculo. Hicieron un semicírculo y me pasaron dentro Ramón me levanto un poco la falda, con decisión  y vio que no llevaba nada.

-Ahora si que estas bien- y acercándose me cogió el primer botón abrochado  de la parte superior de la camisa me lo arranco de un tirón, hizo lo mismo con el siguiente, mis pezones se  movieron al momento señalándose en la camisa, parecía que querían salir de ella.

Ramón entonces se presento como el Jefe de todos ellos, y nos dijo que era el único que no iba a trabajar. Me tranquilice un poco, eran demasiados para una mujer sola. Los obreros de Ramón terminaron el desayuno y se fueron despidiendo restregando su cuerpo contra el mio aprovechando el beso en la mejilla.

 A los dos minutos entraron dos hombres mayores y se situaron a nuestro lado saludando a Ramón  que les respondió:

 -Esta es la chica que os dije por teléfono. Yo me alarme, me puse colorada, y pensé  que el círculo se estaba agrandando demasiado.

Le pregunte a Juan que si nos íbamos, al oído. Pero me di cuenta que estaba  empalmado, Ramón me echo mano por detrás de la falda y me la subió, yo enseguida me la baje pero creo que me vieron mas de diez obreros

Pidió tres copas y nos fuimos todos a la esquina de la barra que daba con la pared. Yo le repetí a Juan que nos fuéramos pero me dijo que quería saber que se proponía  Ramón. Este se acercó a Juan, dijo que quería que me desabrochara otro botón y me sentara en el taburete, pero que me lo tenía que desabrochar yo, quería ver como participaba en mi propia desnudez, era como dar mi consentimiento o mi aprobación. Lo hice, otra vez el escalofrió me invadió por dentro Juan estaba obedeciendo a Ramón, era como si estuviera perdiendo su voluntad y  yo la mía, para mi sorpresa Ramón le pregunto a Juan mi novio:

-¿Te gusta esto?

El respondió que si, que era todo nuevo para el y le gustaba. Estaba sobrexcitado, irreconocible. Después de tomar un trago de su copa Ramón se dirigió hacia mí y poniéndome una mano en la pierna me lo pregunto también. Dude unos instantes aparte de lo caliente que estaba, sentía miedo, pero al final y con la mirada,  le conteste que también, me abrió las piernas y me acaricio el coño no se si me metió un dedo o dos, se movió un poco y se apartó dejando mi coño a la vista, los otros dos viejitos estaban alucinados, no salían de su asombro, la facilidad con que disponía de mi cuerpo no era normal.

 Ramón, después de la exhibición, que por cierto me encanto  me levanto del taburete y me aparto dos metros de los demás y me dijo al oído:

- Si quieres hacer feliz a Juan, dímelo ahora mismo porque yo se lo que quiere.

Yo le conteste que si, que quería hacerlo feliz.

Conversación corta y escueta, que le daba a Ramón toda la autoridad que quisiera coger.

Volvimos y me ordeno  cogerle la polla a Juan, yo lo hice, claro por encima del pantalón.  Estaba dura como una roca, Ramón  me ordeno sacársela, yo obedecí y se la saque a Juan, note como se iba poniendo blandita,


Ramón se acercó a mi y sin mediar palabra me arranco otro botón de la camisa, sentí un escalofrió por todo mi cuerpo, mis pechos se dejaban entrever por el centro de la camisa, me acorde de la polla de Ramón, lo gorda que la tenia, estaba muy caliente y a Juan se le puso dura al instante, fue como un relámpago para él, sin duda le gustaba todo aquello.

Estaba dispuesta para hacer todo lo que me pidieran. Se abrió la puerta del bar, entro una persona saludando al camarero y pidiendo un café, echo una mirada dentro del bar y se acercó al camarero a decirle algo, fue cuestión de segundos que nos reconociera, el camarero le dijo algo señalándome a mi con la mirada, no me había dado cuenta de que el camarero estaba allí desde el principio, lo había visto y oído todo, por lo menos en gran parte. Se acercó a nosotros y yo intente cerrar con una mano el pronunciado escote que ya tenía.

Ramón que no se le escapaba ni una llamo al chaval, y mirando hacia mí le dijo:

 -Si te gusta lo que ves pídelo

El chaval, atrevido y sin cortarse un pelo le dijo a Ramón:

-Ya me gusto esta mañana cuando me enseño el culo en el banco del parque.

Los obreros que todavía quedaban por allí fueron acabando sus desayunos ajenos a lo que en realidad esta pasando y se fueron yendo. Solo quedábamos nosotros.

Ramón se acercó a mi oído y me dijo:

-Te la vamos a meter aquí mismo.

A mí ya me daba igual era tan grande mi calentura que necesitaba una polla dentro de mí.

Agarro al joven barrendero y le indico que se sentara el  taburete, donde me había sentado yo antes, quedando así a mi espalda, una vez situado allí, el joven me agarro por los dos  brazos y me atrajo hacia el colocando su lengua en mi oreja y susurrándome al oído me dijo:

- Te vas a enterar de quien es Javi.

Yo entendí que era su presentación. Soltó mis brazos y bajo sus manos hacia el final de la mini, levantándola hasta la cintura y mirando a Ramón exclamo:

- ¡No lleva bragas!!

Se extraño pues seguro que no contaba con ello, aquel joven barrendero me las había visto bien en aquel parquecito. Tanta facilidad y mi falta de oposición  le pusieron caliente, era evidente que se aceleraba en instantes, por un momento pensé que se cortaría, que aquella escena le intimidaría y saldría corriendo de allí, pero no fue así.

Ramón sujetando la mini para facilitar su maniera le dijo:

- Su novio (señalando a Juan) le ha dicho que se las quite.

Noté algo de sarcasmo en las palabras de Ramón, esperaba que Juan hiciera algo, pero permaneció inmóvil, como esperando el próximo acontecimiento con la polla fuera del pantalón, erguida todavía mas grande. Yo estaba fuera de mi, estaba apunto de correrme sin siquiera haber empezado.

Javi bajó sus manos hasta la curva de mi trasero y empezó a masajear con los pulgares dicha zona, me entro de repente un gusto enorme, Juan nunca se había parado a darme este masaje, y yo no sabia tampoco que eso diera tanto gusto, yo me incline hacia atrás  del mimo gusto y note su miembro erecto que rozaba mi entrepierna, estaba ya preparado. Bajo su mano para buscar al tacto mi rajita y exclamo:


-¡Esta chorreando, esta putita ya se ha corrido varias veces!

 Y tenía razón. Con la falda subida, con esas caricias en mi trasero y ante la atenta mirada de todos, no me podía aguantar, Cuanto mas me miraban mas me calentaba eran miradas de deseo se notaba bastante.

 Ramón saco su polla con una mano y la sacudió varias veces, estaba tremenda, entonces Javi me inclino hacia adelante quedando mi culo a la vista para el. Yo me asuste no sabia cual de los dos orificios seria penetrado pues era virgen por detrás todavía, mi pelo negro avanzo cubriéndome la visión por delante y oí a Ramón pedir algo para recogérmelo al camarero que no perdía detalle. 

Cuando pude ver por delante otra vez, tenia cuatro pollas al lado de mi boca, todos se estaban masturbando, entonces Javi me dio un cachete en lo alto del culo que me arranco un grito de dolor y placer a la vez, al abrir la boca, Ramón que me tenia cogida por el pelo inserto su enorme verga en mi boca. Sin darme tiempo a reaccionar. Javi sujeto mis manos a mi espalda con una mano y de una embestida introdujo todo su miembro en mi caliente y ansioso coño. Tanto era mi placer que me empezaron a temblar las piernas, no me tenia depile.



 Un viejo, amigo de Ramón  el mas gordo, agarro una mesa de al lado de la ventana y la puso debajo de mí. Se dio cuenta de mi tambaleo, Javi seguía dándome palmaditas cada vez más fuerte, yo seguía gimiendo y chillando, pero solo salía sonido por mi nariz. 

Javi me pregunto:

-¿Te gusta puta?

Me estaba insultando, pero nunca me había gustado tanto que me insultaran.

Al no oír respuesta Javi insistió dándome una palmada fuerte y una embestida a la vez, la polla de Ramón me entro tan dentro de la garganta que tuve que hacer un movimiento para sacarla y dar una arcada a la vez que decía:

-Siiiiii.

Al verme Juan así, se corrió manchando mi cara de semen.

 Ramón al verme la cara de gusto que tenía le dijo a Juan:

-¿Que, te gusta verla así?

Juan me miro, no podía dejar de moverme y jadear por las embestidas de Javi, Yo seguía con la boca abierta esperando la polla de Ramón, entonces note como la polla de Javi se inflaba y termino por explotar diciéndome al mismo tiempo:

-Joder, que buena estás.

Ramón le hizo una señal al vejete panzón para que ocupara su puesto, quito a Javi para ponerse él me incorporo y me dio la vuelta y me dijo:

- Quiero ver tu cara de viciosa mientras me corro dentro de ti.


Y alzándome las piernas las hizo descansar sobre sus hombros. Iba a recibir por el coño ya empapado. En un movimiento brusco y rápido entro sin ningún esfuerzo hasta dentro entera, Javi y Juan mi novio estaban de espectadores tapando por si entraba alguien y al oírme gritar de gozo se quedaron boquiabiertos. No me pude reprimir esta llena totalmente.

Javi Felicito a mi novio, con un tono medio de broma por tener una mujer tan sensual y Juan le dio las gracias. Mientras tanto el viejo panzón y su compañero estaban tomando posiciones uno a cada lado de mi cabeza, Yo seguía en una nube de placer que nublaba totalmente mi cordura, estaba llena por dentro, pues Ramón la había dejado quieta y ofrecí mi boca al de mi derecha primero, que la introdujo inmediatamente.

 Ramón empezó de repente con un ritmo frenético, la sacaba entera y la volvía a introducir hasta dentro, agarre bien la polla del viejito para que no se me saliese de la boca con el movimiento y comencé a mover la cabeza, este me decía:

-¡Sigue, sigue, que quiero correrme en tu boca!

El otro viejo me cogió la otra mano y la llevo a su miembro que comencé a masturbar  inmediatamente.

Cada vez me gustaba mas chupar, cada una me sabia diferente.

 Ramón empezó ya a frenar sus embestidas, yo sabia que se iba a correr y apretaba el coño para que no se escapase.

-Me gusta dijo Ramón, veo que aprendes deprisa (dando su ultima embestida)

El viejo panzón me dijo:

- Abre tu boca

Colocándome la cabeza para arriba y se corrió en ella.


Acerco su boca a mi oreja y me ordenó:

-¡Trágatelo!

Yo no había tragado nunca semen, pero estaba tan excitada que no dije nada y tragué, tuve que toser un poco pero no me disgusto del todo.

Ramón se apartó y le indico al otro que ocupara su posición pero éste le dijo que no:

-Prefiero correrme en su boca, que la chupa muy bien.

Ramón me puso de rodillas y me abrió la boca, entonces el viejo la introdujo y empezó a moverse con ritmo, a los dos segundos vio que yo me movía mas deprisa que él y paro para dejarme hacer a mi el trabajo. Le había cogido gusto a lo de chupar, esa polla tenia un gusto raro que me gustaba. Tres minutos aproximadamente tardo, yo sin que me dijera nada engullí su leche y me relamí.

Dando la fiesta por terminada porque el camarero se las había apañado el solo dentro de la barra Ramón me dijo:

 -Vete al servicio y lávate.


continuara..




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