jueves, 28 de julio de 2016

VACACIONES EN MALLORCA XII

por MERCHE GARCIA

Habían sido cuatro días de locura continuada. Disfruté como nunca había imaginado, no solo eso, sino que cada aventura me llevaba otra más excitante todavía. Gori, Gori, repetía en mi cabeza, como dominar a esta bestia, Gori Gori...Diana...Gori...Diana...Diana En mi cabeza ya se estaba preparando un plan para darle a Diana lo que se merecía. Diana había pedido guerra y yo no la defraudaría, tendría su bestia correspondiente.


Llegamos al hotel sin darme apenas cuenta. Subimos a la habitación y yo le pedí a Juan que al día siguiente no hiciera planes, quería un poco de tranquilidad, había superado todas las expectativas para esas vacaciones. Mientras me preparaba para una ducha Juan me dijo que iba a por comida china, que hoy cenaríamos en la habitación.

 Juan tardo aproximadamente veinte minutos. Cuando llegó me comentó que se había encontrado con Alex y Diana, que había estado hablando con ellos. Nos habían propuesto ir juntos el sábado a la disco latina que había por allí al lado, que el sábado estaría más animada. Bueno, pensé yo, era jueves, tenía todo el viernes para descansar. Cenamos tranquilamente y me dispuse a descansar, disfrutar de una noche tranquila no me vendría nada mal.

 Me desperté al día siguiente, abrí los ojos y Juan no estaba, mire el reloj, marcaba las diez de la mañana, encima de la mesita de noche un ramo de flores con una nota "Gracias por ser como eres, tu admirador Ricardo".


 Me sorprendí, Ricardo había estado aquí, yo por supuesto estaba desnuda, solo una sábana desordenada tapaba algunas partes de mi cuerpo.

 Sin haberme movido apenas en diez minutos, oí como abrían la puerta, eran Ricardo y Juan:

-Hola Merche, te ves esplendida. Esto me lo ha recomendado Ricardo, es para después de lo que tú ya sabes. Continuó explicándome Juan, dejando un tubo de crema encima de la mesita.

-Hola preciosa, gracias por la maravillosa tarde que nos diste ayer. Me dijo Ricardo, portando una bandeja con mi desayuno que dejo encima de mis piernas.

 Yo no contesté a ninguno estaba sorprendida, no era lo que yo buscaba, una relación continuada con Ricardo, me parecía peligrosa en aquel momento, pero pronto mi mente empezó a trabajar, con un par de palabras le podía dar la vuelta a la situación. Pensé entonces en Diana, mientras tomaba el desayuno, un plan se desarrollaba en mi cabeza.

 Ellos salieron a la terraza y se encendieron un cigarro, yo aproveche para darme la crema en mis partes íntimas, estaban como nuevas, la crema que me puso Ricardo sin duda era bastante buena, mientras tanto mi cabeza daba vueltas a tres nombres.

Ricardo me llamo  en ese preciso momento:

-Merche ven aquí con nosotros.

Yo lo dude un instante, pero fui, rodee mi cuerpo con una sábana y  me quede en el umbral de la puerta, no quise salir a la terraza, demasiado expuesta. Además Diana y Alex podían estar en la terraza contigua, tampoco había terminado de darme aquella crema. Ricardo me explicó entonces que aquella crema debía repartirse por dentro de mí, me cogió por un brazo y me hizo salir. Me quede paralizada mientras el introducía la mano entre la sabana para untarme la crema, mi movió permanecía quito mirando cómo me iba cambiando la cara por la calentura. Note entonces que sí, que en la terraza contigua había gente, los paneles biselados dejaban ver el movimientos de sombras, Casi estaba a punto de correrme cuando llamaron a la puerta.

 Ricardo eme dijo que fuera a abrir, pero se quedó con la sabana en la mano. Mire a mi novio esperando una respuesta que por supuesto no apareció. Demasiado caliente para oponerme.

Pregunte quien era primero:

-¿Quién es?

-Alex. Me respondió una voz, estaba desnuda completamente. Juan y Ricardo vinieron  hacia mí, se metieron en el aseo mientras Ricardo me decía al oído:

-Quiero que seas muy mala.

Abrí la puerta despacio, Alex se quedó asombrado seguramente no esperaba verme así.

-Bajo para la playa, oí voces y pensé que estabais aquí, Diana ya fue hace tiempo a coger sitio. Me dijo Alex mientras miraba mis pezones rectos por la calentura que llevaba en ese momento.

-Estoy sola, habrá sido la televisión, ¡pero pasa y ves nuestra habitación!

Me di la vuelta y avance hasta la cama, note como no apartaba su mirada de mi trasero Me senté en la cama y el siguió avanzando hasta la terraza, no sé si para asegurarse que no había nadie o para mirar si veía a Diana.

 Divise entonces a nuestro amigos los mirones, seguían haciendo fotos, fue la chispa que me faltaba, me decidí, me acerque a la puerta de la terraza y me puse de rodillas, cuando Alex se dio la vuelta se quedó parado, pero no le di tiempo a reaccionar, le baje el bañador y allí estaba mi premio, solo cuatro lametones y se puso a tope. Comencé a chupar con fuerza pero me di cuenta que en esa posición no saldría muy bien en las fotos, así pues Salí a la terraza girando cuarenta y cinco grados a mi derecha, así tenia controlados a los mirones y a Ricardo y Juan que miraban desde el servicio, Alex creía que estábamos solos y su excitación subió tanto que tardo solo dos minutos en correrse. No era mi intención, pero era tan tímido que sobrepase sus límites sin darme cuenta.

Alex hasta me pidió perdón por correrse en mi boca, se despidió con un “abajo nos vemos” y salió casi corriendo... Acto seguido llamé a Juan para hablar con él y le dije:

- Tienes que pedirle a Ricardo que el sábado lleve a Gore a la disco latina. El me devolvió una mirada picara y fue al servicio a comunicárselo, mientras salían de la habitación.

 Me fui a lavarme un poco y me puse la ropa interior, después una blusa ajustada de flores, un escote bastante pronunciado, con dos tirantes y una falda blanca corta, por encima de las rodillas.

 Me apetecía pasear por la playa, así se lo dije a Juan. Cuando llegamos abajo Ricardo se despidió con un hasta pronto y nosotros nos dispusimos a pasear por la orilla de la playa mojándonos los pies.

 A lo lejos distinguí a Diana y Alex, cuando nos acercamos un poco más, enseguida nos vieron y saludaron, ella llevaba su bikini rojo, pero claro sin su parte de arriba, parecía que no le daba ya importancia a enseñar sus pechos, nos acercamos un poco más y ella me comentó que quería ir de compras esa tarde porque no tenía ropa adecuada para ir a la disco, me invito a acompañarla de tal manera que no pude negarme, mientras tanto yo veía que Juan se quedaba bizco, la verdad es que tras la aventura en el servicio Juan y Diana ya no disimulaban su atracción sexual.

 Continuamos nuestro camino y Juan me propuso tomar algo en el chiringuito, empezaba a hacer calor y accedí gustosamente, pedimos un refresco mientras echábamos un vistazo al mar.

Alguien me dio en la espalda, me volví y eran los cuatro mirones, un saludo cada uno, un beso y un apretujón, estos individuos no escatimaban esfuerzos en provocar el roce, cualquier excusa valía para acariciar mis pechos y mi trasero. Nos contaron que era el último día de su estancia y nos invitaron a unas copas por la noche, en la verbena que hacia la terraza de su hotel, tendríamos que ir, la verdad es que no habíamos pasado ninguna noche en esas fiestas que proponen los hoteles de la playa, al menos los dos juntos, a mí me dio un poco de corte, podría haber alguno que me reconociera y Juan todavía no sabía nada de esa noche.

 Uno de ellos colocó su mano en mi cintura y en unos instantes ya me estaba tocando el culo, ya no se cortaban un pelo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, al parecer aquella crema que me puse estaba surtiendo efecto, el masaje que éste me estaba proporcionando me estaba poniendo a mil, me estaba subiendo la falda, esquivando como pude me senté en un taburete, mirando a la playa me sentía más segura , detrás quedaba la barra, los mirones seguían insistiendo , sobre todo uno, acariciaba mi pierna subiendo hasta donde se acababa, una y otra vez, entonces vi a Alex no me quitaba ojo,,. Al principio retiraba su mano, pero luego le deje hacer, Juan  entonces se aproximó a mi oído y me dijo:

-¡Quítatelas, lo estas deseando!

La verdad era que sí, entre el masaje al untarme la crema, Alex que no aguanto nada  y el calor que me subía por mi interior debido a la crema dichosa, estaba para reventar, solo tuve que hacer unos cuantos movimientos para dejar bis braguitas a la altura de mis muslos, el circulo que habían hecho alrededor de mi me ocultaba de la gente. Tampoco hizo mucha falta , aquel viejo mirón en cuanto vio la maniobra tiro hacia abajo y se las guardo como un trofeo, mi novio procedió entonces a desabrocharme el sujetador, aparecer le estaba gustando aquella situación, también porque vio que Alex no se perdía detalle, el bullicio de la gente encubría nuestro juego , el sujetador salió por debajo de la blusa mientras el viejo me hacía correrme con sus dedos, tuve que parar aquello,  ni era el momento, ni el sitio adecuado, no le deje seguir, era capaz de cualquier cosa en ese momento. Le propuse a Juan dar una vuelta a la manzana, para calmar el ambiente, no era hora de comer todavía.

 Terminamos nuestros refrescos, nos despedimos de ellos hasta la noche y colocándome (más bien descolocándome) la falda logré dejarla a mi gusto, a la altura de mis muslos, comencé a mover mis caderas y empezamos a caminar. No me di cuenta hasta que lo vi, estábamos prácticamente al lado del palacio de Marivent, cosa curiosa, casi enfrente, una tienda que cerraba a las diez de la noche, tenedores de plástico, etc., y alcohol, de todas las marcas que podíamos imaginar, pillamos dos de crema de orujo, dos de wiski y un paquete de seis vasos de chupito. Si la noche se daba mal, ya teníamos con que alegrarnos el cuerpo.


Continuara…




1 comentario:

  1. Me encantaría vivir una experiencia así... soy mujer y muy caliente.. con decirte q cuando le leo estas historias a mi marido se pone a mil... espero algún día probar una experiencia así... de momento hemos pensado en ir al chatelet en Tarragona... sólo a ver hasta donde podemos llegar... un beso!

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