martes, 7 de enero de 2014

sexo en la nieve


La semana pasada estuve en Andorra y me llevó a recordar que nunca probé el sexo en la nieve.

Lo máximo que llegué fué a besos y caricias con un novio en una estación de esquí. Subiendo el telesilla, no había mejor entretenimiento que unos besos, y caricias a través de esos ceñidos pantalones de colores brillantes.

Pero creo, que salvo ese coqueteo erótico con la nieve, es un terreno aún virgen para mi exploración.

Saldrán muchos tópicos sobre incomodidades del frío, la nieve... pero es un entorno especialmente sensual.

El contraste de las pieles desnudas con ese fondo blanco inmaculado, la sensación de frío externo combinado con el ardor interno, el sol y esa luz tan clara reflejada en la nieve, el temor a ser visto por un montañero intrépido, el blando contacto de la nieve recién caída siendo prensada por tu cuerpo contra el suyo...

Para disfrutar de todo esto, no hay nada como una bonita excursión por la montaña, siguiendo un sendero oculto que te lleve a una ladera de nieve virgen, encontrar el punto adecuado rodeado de pinos y abetos. En un entorno así nadie puede resistirse.

Ahora, que tampoco está mal buscar después una buena cabaña con chimenea donde resguardarse del frío... pero eso ya es otro tema. Sólo imaginar esa cabaña de invierno, me sugieren cosas nuevas, las guardo mejor!

por SILVIA PONS

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