domingo, 5 de enero de 2014

susurros a mi chica


La forma en que mis manos te acarician y mis ojos te miran, te hace sentir la llamada del deseo.



Soy una Perra que sabe despertar tus más bajos instintos con caricias prohibidas, el brillo en mis ojos te dice que estoy más caliente que un volcán. Entreabro los labios y me pasó la lengua sobre ellos provocativamente. 

Ves como mi cara se acerca de a poquitos a la tuya y de pronto sin saber muy bien quién comenzó nos estamos besando apasionadamente, yo diría que nos estamos comiendo la boca la una a la otra. Me morderás los labios, te llenarás de mí y por eso vas a cerrar los ojos para disfrutar de tu guarra. 

Tu cuerpo se entrega al mío incondicionalmente, solo deseas llenarte de tu Cata. Mi lengua entre tus labios te hace temblar, mi mano en tu entrepierna, mi sexo sobre tu muslo, mi boca en tus pechos y las cosas que te hago hacer te vuelven loca de lujuria.




De pronto mi sola presencia despierta a la Puta que hay en ti. Solo con rozar nuestros sexos encuentras un placer jamás sentido. Sientes que soy demasiado depravada para ti, más eso te gusta. En mi mirada lees miles de caricias prohibidas, desde acariciar con mis uñas tu linda colita, apretándola, estrujándola. Hasta besar tu lindo sexo provocándote un orgasmo salvaje, más allá de lo que tu amante lo hizo alguna vez. Tu concha está caliente y huele a mar. 

Con un solo susurro de amor y con una sola caricia logro en un instante hacerte sentir la excitación más pecaminosa que jamás amante alguno logro que sintiera tu alma. Acaricio tus pechos y te susurro alguna guarrada al oído, te sonrojas pero la dulce niña se vuelve pendeja. Te arranco la ropa y te hago mía en todos los sentidos.

Esta mujer que deseas huele a perra en celo y es este amor salvaje el que hace que tu cuerpo vibre y tu concha arda, mientras te hago mía como yo quiero. Tu deseo es comerme y probarme, como yo lo acabo de hacer contigo. Abres los labios de mi sexo con tus deditos, usas tu lengua, adoras como a una diosa mi conchita. El gusto dulce, húmedo y el calor de mis fluidos dentro de tu boca, que baja lento y tibio por tu garganta, te hacen temblar de deseo. 



Me miras relamiéndote de placer con tus ojos de hembra en celo, aunque yo siempre te vea como una inocente niña. Esta mujer es el diablo gritas, y te encanta… pero shhhh… no se lo digas a nadie.


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