lunes, 13 de julio de 2015

kamasutra. El hombre de pie

por SILVIA PONS


EL HOMBRE DE PIE

Puede que no hay mejor postura que la del misionero, la del galgo, la doma y otras, porque os lo pasáis en grande. Aunque efectivamente sea cierto porque no dar a vuestra vida sexual un toque diferente, alguna novedad para aquellos momentos de locura y pasión, porque no probáis de en vez de hacerlo horizontalmente hacerlo verticalmente.
¿No os apetecería tener buen sexo estando de pie? Dejar por una vez el dormitorio y su comodidad. Impresionaros a vosotros mismos y probar esta postura.


Esta que nos ocupa será la de hacerlo sin apoyo ninguno, otras variante ya las tocaremos mas adelante  con otro nombre, lo bueno del sexo es la diversidad de las formas de tenerlo.

Esta postura se realiza en general por la diferencia de altura entre los amantes, sabemos que por norma general la mujer por su morfología  es más bajita y ligera que el hombre. Eso conlleva que los genitales de ambos no coincidan en la altura. El hombre tiene que hacer poses nada cómodas para paliar esta diferencia, pero como la pasión del momento requiere una penetración, la única manera de realizarla es elevando a la mujer y sosteniéndola por las nalgas iniciar la penetración.



No se puede decir que esta postura aporta mucho placer, pues puede fatigar fácilmente a la mayoría de los hombres y les obliga a tener un gran sentido del equilibrio. Sin embargo estamos cansados de ver en el cine a aquellas parejas, que asaltadas por la pasión y el deseo nada más llegar a casa y sin apenas sacarse la ropa, ella se cuelga del cuello de el que la eleva sosteniéndola  por las nalgas o apoyándola en la puerta de entrada.


Para llegar a ese punto se necesita una oleada de pasión que al mismo tiempo, os llevará a sentir un orgasmo muy contundente. Es evidente que la situación tendrá un pelín de salvaje y de animal donde no existirán, las miradas, la ternura y los gestos altamente románticos que se necesitan en otras ocasiones, más bien toda la relación será brusca, apasionada y sobretodo breve.


Breve por la razón que los dos amantes se habrán dejado llevar por una oleada de deseo, que dejará de lado el romanticismo y hasta la prudencia. Es necesario que la mujer este tan excitada, que llegará al orgasmo solo por la penetración en su lubricada vagina. El estará demasiado ocupado penetrándola y sosteniéndola, que no podrá ocuparse de las caricias y besos, lo que si podrá hacer ella al tener las manos libres.





Es ventajosa por el hecho de no necesitar ningún accesorio para practicarla: ni cama, ni silla, ni nada. Por lo tanto esta postura se puede practicar en cualquier sitio y se puede considerar una postura romántica por necesidad, ya que requiere que los dos se aferren fuerte el uno del otro para mantener el equilibrio, sino se quieren dar un buen porrazo. No deja de ser una bonita metáfora de pareja, donde los dos juntos mantienen mejor el equilibrio en la vida que uno solo. En cambio puede no gustar hacerla por ser el prototipo de echar un polvo rápido, por diferencia de altura o bien porque es muy cansada y peligrosa. ¡Al ataque muchachos!




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