martes, 26 de julio de 2016

VACACIONES EN MALLORCA XI


por MERCHE GARCIA
Cuando entré en el servicio me quedé pensando, no había marcha atrás. Me pregunte donde estaba Juan. Mientras tanto yo oía las risas y el intercambio de opiniones de Ricardo y sus amigos, calificaba a mi novio de cornudo y tonto, deduce entonces que Juan no se encontraba allí,  estaban decidiendo mi futuro inmediato, por lo que escuche no tenían nada decidido hasta ese momento.

 Me coloque el vestido y me mire al espejo que había en la mampara de la ducha por ser este de cuerpo entero, Si hubiera elegido el vestido a propósito no lo habría hecho mejor, mis pezones estaban tan duros que parecían querer perforar aquel vestido, que al ser ajustado por la parte de arriba dibujaba la redondez de mis pechos.

 No tuve mucho más tiempo, se abrió la puerta del servicio, entró Ricardo, me levanto el vestido por atrás y dándome un azote en el culo me pregunto al iodo:

- ¿Está preparada mi perrita para dar una vuelta?

 Yo le conteste que si, en voz baja, Ricardo lo dio por no respondido y dándome otro azote, esta vez más fuerte, me repitió la pregunta, contesté en voz alta que si mientras miraba a los amigos de Ricardo que lo estaban viendo todo desde el portal.

 Ricardo me agarro por los hombros y me llevo hasta la salida sin esperar ningún reproche, en ese instante era mi amo y yo su sumisa.


 Salimos de la casa, mire para ver si mi novio estaba por allí, efectivamente no se había movido del coche y nos dirigimos a lo que parecía ser una tasca, antes de entrar eche una mirada a Juan que comenzó a andar aproximándose. Un local bastante viejo, poco iluminado. Tuvimos que bajar tres escalones para acceder a su interior, la luz era suficiente para distinguir bien las caras de los que estaban allí, cuatro mesas vacías y una más, ocupada por cuatro señores degustando un vino con su tapa correspondiente, a juzgar por su apariencia trabajadores del campo, casi jubilados diría yo, en la barra el camarero o dueño del local, y a la izquierda sentado en un taburete, el que parecía ser el tonto del pueblo a juzgar por su cara desencajada.

 Avance por la tasca, todos se quedaron mirándome, no parecía un local donde entrarán mujeres muy a menudo, mis pezones puntiagudos y el balanceo de mis pechos iban robando las miradas, mis vaivenes de caderas, que yo exageraba un poco paralizaban sus movimientos hasta llegar a quedar todos quietos.

 Estando ya en la barra Ricardo pidió tres cervezas y un agua fría. Sirvieron las tres cervezas y el agua, sin avisar Ricardo cogió el agua fría  y me la echó por encima de mis pechos. Al instante el fino vestido se hizo transparente mastranzo la coloración de mis pezones. Me había cogido por sorpresa. Toda la magia y el erotismo que había conseguido con mi entrada se desvanecieron en un instante.

Advertí la presencia de Juan que entro en ese momento en aquel local, se acomodó en la barra y entre risas Ricardo le pidió una cerveza:

.-Tómatela tranquilamente, que te la vamos a dejar suave. Dijo Ricardo mientras sea amigos se reían.

Los cuatro señores mayores se percataron de que algo raro estaba pasando allí, no dudaron el levantarse y aproximarse. Tampoco hicieron falta muchas explicaciones, cuando llegaron a mi altura, Ricardo levanto mí vestido de atrás entonces me ordenó:

-¡Ábrete de piernas!...¡Mas!....¡Mas!

 Yo me iba abriendo de piernas mientras el agua se desplazaba para abajo haciendo mi vestido a la vez más transparente.

Quedé con las piernas abiertas a tope, apenas guardaba el equilibrio. Los jubilados parecían no creerse a juzgas por sus caras de lo que estaba sucediendo, uno a uno fueron pasando para tocarme cuanto quisieron, mientras Juan , permanecía quieto , tan solo un intento de frustrar aquello, claro que lo impidió un amigo de Ricardo, mientras tanto  iba subiendo mi temperatura , tantas caricias y tantos tocamientos terminaron por ponerme a mil.

Ricardo pronunció tres palabras:

-Gori, ven aquí.

El que pareció ser el tonto del pueblo se levantó y vino hacia nosotros, vaya espécimen, me sacaba más de la cabeza, su cuerpo era todo musculo, mire su paquete fijamente, era enorme y parecía que iba cobrando vida propia, pareció que su polla luchaba por salir sola de ahí.

-¿Qué te parece? Le pregunto Ricardo.

 El medio bestia sin pronunciar palabra alguna metió su mano por debajo de mi falda y agarro mi coño con fuerza. Ricardo tuvo que intervenir y calmarlo diciéndole mientras retiraba su mano:

-Tranquilo, tranquilo Gori, ésta  puta todavía no está preparada.

Abriendo una puerta me condujo hasta ella, un pasillo de unos diez metros y después lo que parecía ser una cochera con una estantería metálica incrustada en la pared. Me desabrochó el vestido y me lo hizo quitar, me puso mirando a la estantería y sacando una cuerda me ato la muñeca derecha a ésta, lo mismo hizo con mi muñeca izquierda. Luego saco una tela y me vendo los ojos. Se acercó a mi oído y me dijo susurrando:

- Te juro, que hoy te vas a correr como nunca te has corrido.

Escuche como destapaba un bote o algo parecido y note como untaba por fuera de mi ano algún producto para luego introducirlo con un dedo por dentro. Hizo lo mismo con mi coño esmerándose un poco más en mi clítoris, yo me estaba corriendo de gusto cuando paró de golpe y me pregunto:

- ¿Te está gustando zorra?

Sin esperar mi respuesta me atizó una palmada fuerte en mi trasero que hizo tambalear mis tetas de un lado para el otro, a continuación metió tres dedos en mi coño de golpe, el dolor y el placer se fundieron saliendo de mi garganta a modo de grito ansioso pidiendo más. Paró de nuevo Ricardo y noté como se iba introduciendo dentro de mi coño algo frio diferente, algún objeto pensé yo, Ricardo se acerado mi oreja y me susurro:

-No te preocupes putita dentro de unos minutos estarás lista para nosotros.

Percibí como se alejaba Ricardo dejándome con los ojos tapados y algo ocupando todo el interior de mi coño, algo que pareció hacerse más grande cada minuto

 A los dos minutos, que mí me parecieron dos horas, oí como se acervan pasos de nuevo, pasos de más de una persona, en silencio, note como se detenían al lado de mí. Una mano en mi espalda que bajaba despacio, por toda mi columna vertebral, para detenerse en mi ano acariciando la entrada de éste. En mi cara el contacto de una tela fina que cubrió mi boca, me estaban amordazando. Sentí que mi ano estaba siendo invadido por otro objeto, pareció más pequeño que el que ocupaba mi coño, pero igualmente me llenaba entera, a la vez que este instrumento entraba dentro de mí percibí como iban masajeando mi clítoris cada vez más deprisa. Me corría una vez tras otra, mi cuerpo se retorcía de placer, pero mis gritos de deseo se ahogaban en el pañuelo que cubría mi boca, sólo unos pocos sonidos sordos escapaban por mi nariz. Estaba rodeada por gente que no veía, no sabía cuántos eran, el aspecto que tenían, ni los planes que guardaban para mí. Eso sí, un olor a vino barato lo empezó a cubrir todo, deduje por ese detalle que los que estaban sentados en aquella mesa, aquellos viejos también estaban allí.

 De pronto paró todo, me estaban retirando aquellos objetos que estaban dentro de mí, despacio sin prisas, para que yo notara el alivio de esa presión que salía de mi interior.

 Una breve pausa, enseguida empezaron los masajes sobre mi trasero castigándolo con azotes de vez en cuando, era inútil intentar gritar o esquivar, notaba como cada vez la piel se hacía más sensible a los golpes que recibía, como cada vez me gustaba más esa mezcla de dolor y placer que me invadía.

 Uno de ellos se puso detrás de mí, percibiendo su calor corporal me preparé para su penetración, por fin, era lo que yo necesitaba en ese momento, fue de golpe sin avisar, un movimiento frenético se apoderó de él, su polla entraba y salía con suma facilidad, hasta dentro toda entra y toda fuera en una fracción de segundo. Yo me retorcía de placer, igual de rápido fue su final, con toda su polla dentro exhalo fuerte la primera vocal y me inundó de semen. La sacó de golpe, el fluido que se hallaba dentro de mi empezó a escurrirse por mis piernas que empezaban a temblar, uno de ellos se dio cuenta de la situación pues me desato las muñecas y cogiéndome del cuello me doblo hasta apoyar mi cara derecha en lo que parecía ser una manta, quede de rodillas con la cara y mis pechos pegados a la manta, me abrió las rodillas estaba completamente abierta, expuesta a todos los que estaban presentes.

 Noté como una mano acarició mi culo, introduciendo un dedo en mi ano que ya estaba dilatado por el objeto que me metieron anteriormente, luego introdujo otro dedo más, se posiciono detrás de mí, y sacando los dos dedos fue insertando su miembro, despacio muy despacio hasta tenerla toda dentro,.

 Al principio me dolió un poco, pero el dolor fue dejando paso al placer, metió su brazo abrazando mi cintura hasta que sus dedos alcanzaron mi clítoris masajeándolo suavemente. Otro me quito el pañuelo que cubría mi boca, pero ya no sentía dolor, eran sonidos de placer los que emitía mi boca.

 Lo estaban haciendo bien, sabían conjugar en su justa medida lo que pedía y lo que merecía. Viendo todos ellos que aquello me gustaba, animaron a acelerar la velocidad que fue creciendo progresivamente terminando en un grito de placer, los dos juntos.

 Este último se levantó y oí como se alejaban unos pasos, a continuación unas manos me descubrieron los ojos, ya podía ver, pero no podía creer lo que estaba viendo. Sólo quedaban tres personas a mi lado, Ricardo, Gore y Juan mi novio, había esto presenciando todo el espectáculo. Ricardo me dio la vuelta, así quede boca arriba y me abrió la piernas del todo ofreciendo todo mi sexo a Gori, que parecía muy alterado, nervioso comenzó a quitarse la poca ropa que le quedaba. Era increíble este tal Gori, todo cubierto de pelo y con un miembro entre las piernas exagerado, descomunal, mitad hombre mitad bestia, se acercó a mi hincando las rodillas en el suelo, cuando estuvo a la altura de mi coño cogió una pierna con cada mano y las doblo hasta casi tocar mis pechos, apunto su polla hacia mi coño sin manos y la introdujo de golpe dejándola dentro. Yo en esa posición no me podía ni mover pero me sentí llena en un instante.

 Empecé a notar algo raro en mi interior, no sé si era por el contacto del  pelo de su cuerpo o la posición ciertamente incomoda, esa polla parecía tener vida propia dentro de mí, parecía que se alargaba y se retorcía buscando todos los rincones de mi interior, era una sensación que nunca había experimentado, era un orgasmo tras de otro, empezó a mover de dentro a fuera con un movimiento arrítmico, que me volvía loca, yo no paraba de gritar de placer.

 No tardó mucho, pro yo ya estaba satisfecha con creces, la saco y extendió su lluvia por todo mi cuerpo.

 Yo intenté limpiarme pero Ricardo me lo impidió. Gori se levantó y se fue vistiéndose por el pasillo.

 Ricardo cogió mi vestido y se lo entregó a Juan que estaba como ido diciéndole:

- Aquí te la entrego, satisfecha como habíamos acordado.

 Ricardo metió sus manos en el bolsillo y desapareció por el portal dejándonos solos allí, Juan se acercó y me ayudo a levantarme, apenas me sostenían mis piernas, me puso el vestido que estaba húmedo todavía preguntándome:

- ¿Estas bien cariño?

 Yo asentí con la cabeza, todavía no me salían las palabras.

Salimos por una puerta que tenía aquella cochera, en la calle, en la misma puerta estaba el coche que había alquilado Juan, me ayudo a subirme a él y antes de andar un kilómetro ya estaba dormida, estaba extenuada.

 Habían sido cuatro días de locura continuada. Disfruté como nunca había imaginado, no solo eso, sino que cada aventura me llevaba otra más excitante todavía.

 Gori, Gori, repetía en mi cabeza, como dominar a esta bestia, Gori Gori..Diana..Gori...Diana...Diana

En mi cabeza ya se estaba preparando un plan para darle a Diana lo que se merecía. Diana había pedido guerra y yo no la defraudaría, tendría su bestia correspondiente.

Un beso a todos y hasta pronto, se despide ciempre vuestra ....Merche

Ya sabeis

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