Le pregunté que qué iba a hacer y ella con una sonrisa pícara y sensual me respondió que algo que me iba a gustar y excitar mucho.Cogió las cuerdas y empezó a atarme las extremidades a las patas de la cama. Una vez maniatado me amordazó y me vendó de manera que no veía nada. la polla se me estaba poniendo como el acero.
A continuación noté como me desgarraba la camisa y los pantalones dejándome solo el boxer a través del cual ya se adivinaba mi paquete hinchado y duro como el acero. Desnudo y a merced del enemigo, empecé a notar que algo liquido y denso se desparraba por mi boca, pezones y mi pene y testículos impregnando mi boxer. ¡Buffff! ¡Cómo estaba de cachondo!
Y luego lo mejor. Un cuerpo caliente y sedoso con una lengua de terciopelo empezó a recorrer mi cuerpo como si fuera una culebra. Empezó a lamerme los lóbulos de las orejas, la nariz. El chocolate que tenía en la boca me lo lamió y me lo introdujo en lo más profundo de mi epiglotis con un beso de tornillo que casi me ahoga.
Luego me fue dando mordiscos por mi cuello, garganta hasta llegar a mis pezones. Los lamió, chupando y tragando el chocolate que contenía. Luego me los mordió y me los pellizcó con una fuerza que pensaba que me los desgarraba.
A continuación siguió lamiendo hasta llegar a mis partes. Me bajó los boxer y empezó a comerme los huevos y la polla, de tal manera que el chocolate y su saliva produjo una mezcla que parecia un puré. Chupó, chupó y chupó hasta que mi vergá estalló, lanzando mi leche a toda presión contra su cara
Acabado el acto, mi mujer dijo si había gozado.
Le dije que había disfrutado como nunca y que quería repetirlo.
La sorpresa vino cuando me quitó el antifaz. Mi mujer estaba sentado en una silla. Y la que estaba al lado mio en la cama, lamiéndose y tragándose mi leche calentita era Ana, la mejor amiga de mi mujer. Que gran noche fue la de aquel día jejeje
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