Extrañas e
insólitas costumbres sexuales
por ROCIO MARTINEZ
Desde tiempos ancestrales el sexo no
sólo ha tenido un papel reproductor en el ser humano. El placer ha ido siempre
de la mano, y en cada época, cada cultura, cada región del planeta ha sido
siempre gran parte de un motivo cultural.
Hoy queremos destacar algunas insólitas
costumbres sexuales.
Intentamos
entender como “normal” a aquello que se acerca a nuestra manera de pensar, incluso
a prácticas que no llevemos a cabo, pero sin embargo las respetemos tal y como
son. Pero la capacidad de asombro no queda inalterable cuando nos dan a conocer
algunas conductas sexuales que no dejan de asombrarnos. Algunas del pasado, de
otras culturas, de otros países…
Y
para empezar nuestro periplo, comenzaremos en Australia Central, donde la
manera de saludarse de los hombres de ciertas tribus, no es precisamente darse
la mano, sino cogerse el pene. Toda una
provocación si a cualquier hombre occidental le agarraran su miembro viril sin
más, ya que el sentido de la cordialidad no estaría presente por ninguna parte.
Demos un
salto en el mapa. Ya que desde Australia, nos vamos hasta Guam, donde las leyes
locales exponían de manera clara que las mujeres vírgenes tenían prohibido
casarse; todo lo contrario a muchas otras culturas. Para ello existían “profesionales”
de las desvirgaciones, por decirlo de alguna manera. Y para mayor asombro,
decir que ser encargado de realizar el primer acto sexual con las jóvenes casaderas
era misión de un profesional que viajaba por todo el país desvirgando a mujeres
vírgenes. Éstas además debían pagarle por tan curiosos encuentros.
Estamos
seguros que muchos de los que lean estas líneas estarán pensando que se
trataría del trabajo de sus vidas.
Pero
bromas aparte, y ya en Europa, más concretamente en la ciudad italiana de
Nápoles, existía una creencia, que aún perdura entre muchas mujeres de la
localidad. Darse un llamado “baño de luna”, es decir, salir a las azoteas
desnudas de noche, ayudaban a las mujeres a que sus pechos crecieran mucho más.
Ni que decir tiene, que las viviendas más altas en Nápoles eran las más
cotizadas por sus maravillosas “vistas nocturnas”.
Ahora
lógicamente no son los baños de luna los que ayudan a las mujeres a aumentar su
tamaño de pecho, sino los quirófanos.
Y de
Italia, hasta los antiguos países árabes, donde los hombres a la hora de formar
su harén desechaban curiosamente a las mujeres de grandes pechos. Sus favoritas
eran aquellas de senos pequeños y si era posible algunos pelillos en la cara. Sí,
como lo leen, apreciaban el vello en las patillas o mejillas, ya que estaban totalmente
convencidos de que las mujeres con estas características eran las mejores
amantes. A nuestra manera de pensar occidental, es algo extraño que una mujer
sea más atractiva con vello en la cara. Y sobre el tamaño del pecho, nadie
desecha a las más voluptuosas.
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