Mamá, quiero ser escort
Lo
primero que se nos viene a la mente cuando vemos la ficha de una escort es
realmente cual será su verdadero nombre, ya que en este mundillo nadie utiliza
su verdadera identidad, pero además de este detalle… ¿Cómo se llega a esta
doble vida?, ¿Cuáles son las excusas más frecuentes para dar respuesta a las
personas más cercanas?
No hay una norma común
de cómo una joven chica llega a la conclusión de querer ser escort. No es una profesión con la que
ninguna niña sueña, ya que la concepción del sexo, por mucho que le pueda
gustar a una mujer, no concibe la relaciones de pago en la adolescencia. Además son las mujeres las primeras que
critican esta profesión, y lo hacen de manera feroz hasta que ellas mismas
viven de ella.
Pensemos
por un momento en la situación de una chica deshinibida, con ganas de
independizarse, de tener una vida diferente, de ganar dinero de manera “fácil y
rápida”. A ello le sumamos que no tiene mal cuerpo, que desea ser modelo, que
posee ciertos modales, cierta educación y que a la vez puede ser la perfecta
acompañante para una cena discreta o ser la pareja idónea de un hombre en un
evento o un viaje.
El sexo… viene después o mejor dicho, durante los primeros coqueteos con el
mundo masculino que en muchos casos prometen el acceso a un casting
prometedores, la llamada a un fotógrafo de moda, o a un productor de series de
televisión. Pero insistimos, ya está en el ambiente, y predomina de manera
constante.
Dicho así, parece que caen en las manos de hombres que
las guían hacia el mundo de ser escort,
pero no es cierto, ya que estas chicas saben que esas promesas no son más que
excusas para conseguir favores sexuales que ellas mismas cobrarán. Hasta que un buen
día, lo hacen. Una de nuestras amigas de la web nos relataba su caso.
- “Conocí
a un hombre apuesto en una fiesta, a la que acudí con una amiga; nos escapamos
de ella, fuimos a tomar algo, y acabé con él la habitación de su hotel. Por la
mañana vi como encima de mi lencería había dejado mil quinientos euros”. Además añade, “nunca había visto tanto dinero junto, y
mucho menos entender que lo había ganado tan sólo por una noche donde si hubo
un poco de sexo”. “Al día siguiente, me llamó, le agradecí el detalle y estuvimos
juntos todos los días que estuvo en Barcelona. Al final me pagó más de cinco
mil euros”. Fue mi primera experiencia como escort, casi sin saberlo, y desde
entonces no lo he dejado. Además disfrute con él de todos y cada unos de
nuestros encuentros más íntimos”.
Ahora,
un año después nuestra amiga sabe como invertir en sus cuidadas fotos, en
pertenecer a una agencia de prestigio, y comprar todo tipo de ropa para
cualquier situación. Bien sea una noche de gala, o un fin de semana en la
nieve.
Este caso es uno de miles,
pero si podríamos definirlo como algo común. Como tener una amiga escort, ver
su manera de vida, y sobre todo sus ganancias, es algo más que tentador. Un dinero que digamos no es difícil de
conseguir, y que poco a poco se va perdiendo el miedo a los clientes, ya que
son ellos los que jamás quieren complicaciones.
Al principio hablábamos
de una doble vida, ya que alguna explicación hay que dar ante tan evidente
cambio.
La
primera de ellas, es que el mundo de la moda les ha abierto las puertas, y como no hay pruebas
físicas que así lo demuestren, todas inciden en que se trata de pases privados
de prestigiosas firmas, o por otra parte, ser la figura de los llamados flyers, pequeños catálogos
publicitarios.
La
segunda suele ser la de que se han convertido en agresivas comerciales de
alguna prestigiosa firma,
y por ser desenvueltas y grandes profesionales del mundo de la venta, consiguen
importantes comisiones.
En ambos casos pueden
“justificar” el no tener un horario
fijo, el tener que ir a fiestas o eventos, o incluso el hecho de ausentarse un
fin de semana por motivos de “trabajo”.
Para ellas lo más
importante, como es lógico, es que no sean reconocidas por nadie cercano al
entorno familiar, con lo que las costumbre de tapar su rostro es del todo
comprensible.
El
acceso a este mundillo, no es complicado. Quizá los comienzos no son tan
casuales como el de nuestra escort, pero si influyen factores como el
conocimiento de alguien del entorno, las propuestas de algún fotógrafo, o
incluso los submundos que se mueven en torno a la moda.
Algunas
se plantean dejarlo
cuando acaben sus estudios universitarios, otras cuando se enamoran y tienen
una pareja estable, pero la vuelta
siempre es fácil, ya que poco a poco, la lista de fieles clientes se va
haciendo cada vez más larga.
Hablamos lógicamente de
escorts españolas, ya que las excusas de cualquier mujer extranjera radica simplemente
en que han obtenido un buen trabajo, que además les permite mandar dinero a sus
familias residentes en los países de origen.
¿Doble vida? Quizá si.
Pero no menos que la de un hombre o mujer con amante que incluso es capaz de
cuestionar el trabajo de una escort.
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