martes, 25 de febrero de 2014

mama. quiero ser escort

Mamá,  quiero ser escort


Lo primero que se nos viene a la mente cuando vemos la ficha de una escort es realmente cual será su verdadero nombre, ya que en este mundillo nadie utiliza su verdadera identidad, pero además de este detalle… ¿Cómo se llega a esta doble vida?, ¿Cuáles son las excusas más frecuentes para dar respuesta a las personas más cercanas?

No hay una norma común de cómo una joven chica llega a la conclusión de querer ser escort. No es una profesión con la que ninguna niña sueña, ya que la concepción del sexo, por mucho que le pueda gustar a una mujer, no concibe la relaciones de pago en la adolescencia. Además son las mujeres las primeras que critican esta profesión, y lo hacen de manera feroz hasta que ellas mismas viven de ella.


Pensemos por un momento en la situación de una chica deshinibida, con ganas de independizarse, de tener una vida diferente, de ganar dinero de manera “fácil y rápida”. A ello le sumamos que no tiene mal cuerpo, que desea ser modelo, que posee ciertos modales, cierta educación y que a la vez puede ser la perfecta acompañante para una cena discreta o ser la pareja idónea de un hombre en un evento o un viaje. El sexo… viene después o mejor dicho, durante los primeros coqueteos con el mundo masculino que en muchos casos prometen el acceso a un casting prometedores, la llamada a un fotógrafo de moda, o a un productor de series de televisión. Pero insistimos, ya está en el ambiente, y predomina de manera constante.
Dicho así, parece que caen en las manos de hombres que las guían hacia el mundo de ser escort, pero no es cierto, ya que estas chicas saben que esas promesas no son más que excusas para conseguir favores sexuales que ellas mismas cobrarán. Hasta que un buen día, lo hacen. Una de nuestras amigas de la web nos relataba su caso.

-      “Conocí a un hombre apuesto en una fiesta, a la que acudí con una amiga; nos escapamos de ella, fuimos a tomar algo, y acabé con él la habitación de su hotel. Por la mañana vi como encima de mi lencería había dejado mil quinientos euros”. Además añade, “nunca había visto tanto dinero junto, y mucho menos entender que lo había ganado tan sólo por una noche donde si hubo un poco de sexo”. “Al día siguiente,  me llamó, le agradecí el detalle y estuvimos juntos todos los días que estuvo en Barcelona. Al final me pagó más de cinco mil euros”. Fue mi primera experiencia como escort, casi sin saberlo, y desde entonces no lo he dejado. Además disfrute con él de todos y cada unos de nuestros encuentros más íntimos”.

Ahora, un año después nuestra amiga sabe como invertir en sus cuidadas fotos, en pertenecer a una agencia de prestigio, y comprar todo tipo de ropa para cualquier situación. Bien sea una noche de gala, o un fin de semana en la nieve.

Este caso es uno de miles, pero si podríamos definirlo como algo común. Como tener una amiga escort, ver su manera de vida, y sobre todo sus ganancias, es algo más que tentador. Un dinero que digamos no es difícil de conseguir, y que poco a poco se va perdiendo el miedo a los clientes, ya que son ellos los que jamás quieren complicaciones.

Al principio hablábamos de una doble vida, ya que alguna explicación hay que dar ante tan evidente cambio.
Dos son las respuestas que las jóvenes escorts suelen dar a sus padres o amigos.

La primera de ellas, es que el mundo de la moda les ha abierto las puertas, y como no hay pruebas físicas que así lo demuestren, todas inciden en que se trata de pases privados de prestigiosas firmas, o por otra parte, ser la figura de los llamados flyers, pequeños catálogos publicitarios.

La segunda suele ser la de que se han convertido en agresivas comerciales de alguna prestigiosa firma, y por ser desenvueltas y grandes profesionales del mundo de la venta, consiguen importantes comisiones.

En ambos casos pueden “justificar” el no tener un horario fijo, el tener que ir a fiestas o eventos, o incluso el hecho de ausentarse un fin de semana por motivos de “trabajo”.

Para ellas lo más importante, como es lógico, es que no sean reconocidas por nadie cercano al entorno familiar, con lo que las costumbre de tapar su rostro es del todo comprensible.

El acceso a este mundillo, no es complicado. Quizá los comienzos no son tan casuales como el de nuestra escort, pero si influyen factores como el conocimiento de alguien del entorno, las propuestas de algún fotógrafo, o incluso los submundos que se mueven en torno a la moda.

Algunas se plantean dejarlo cuando acaben sus estudios universitarios, otras cuando se enamoran y tienen una pareja estable, pero la vuelta siempre es fácil, ya que poco a poco, la lista de fieles clientes se va haciendo cada vez más larga.

Hablamos lógicamente de escorts españolas, ya que las excusas de cualquier mujer extranjera radica simplemente en que han obtenido un buen trabajo, que además les permite mandar dinero a sus familias residentes en los países de origen.

¿Doble vida? Quizá si. Pero no menos que la de un hombre o mujer con amante que incluso es capaz de cuestionar el trabajo de una escort.


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