por SILVIA PONS
Hace poco fué mi cumpleaños y el me dijo que tenía un regalo especial para mi, que me sorprendería... ¿serian aquellos pendientes que el sabe que me gustan?. Pues no .... verdaderamente me sorprendió, lo que menos me esperaba es que me regalara un patito de goma, de aquellos que hemos tenido en nuestra infancia y que nos alegraban los baños.
No voy a decir que no me quede sorprendida... reconozco que hasta un poco rabiosa, pero conociéndolo como lo conozco se que a el le encantan las bromas, por lo que no le di más importancia al regalo.
Llegó la noche, la cena con nuestros invitados y allí si que me regalo los pendientes que tanto me gustaban, es un cielo de hombre. Cuando se fueron los amigos me preparé un baño relajante, pues el día había sido bastante agotador, ya dentro de la bañera y tumbada entre la espuma vi que en el borde la bañera, estaba aquel patito de goma que me regalo, como me miraba con esos simpáticos ojitos como pidiéndome que me bañara con el.
Lo cogi entre mis manos y acaricié su cuerpo amarillo y le di un beso en su piquito rojo. Y fue en ese instante que el patito TOMO VIDA, debí tocar algun botón escondido que hizo que empezara a vibrar. En ese momento entendí el sentido del regalito, por lo que decidí convertir las delicias de ese baño relajante, en uno tremendamente excitante.
No hace falta que os diga, que el patito y yo fuimos cogiendo confianza con el tiempo, entregándonos a los mas atrevidos juegos submarinos. Desde ese día nos convertimos en amigos inseparables cuando me baño sola.
Este video le va como anillo al dedo al relato.
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