MI HISTORIA CON ALEJANDRA
Con Alejandra salí durante unos cuantos meses, ella es unos
cuantos años mayor que yo, ronda los 35, es abogada y labura hace más de diez
años, es muy linda, pelo rubio casi hasta los hombros y unos ojazos celestes
que te matan, es de piel bien blanca con pequitas en la cara y en la espalda,
labios carnosos en una boca mediana grande y unos dientes perfectos, es
chiquita, mide 1.58 y tiene muy lindo lomo, pero sobre todo tiene un culito que
me enloquece.
En la época en que salíamos se mataba dos horas en el
gimnasio todos los días, osea que ese culito que tanto me gusta estaba bien
firme y sin un gramo de grasa. Vivía sola en su departamento a muy pocos metros
de mi casa, nos conocimos y al mes ya estábamos dándonos duro en la cama (como
corresponde), fueron cuatro meses de coger dos o tres veces por día todos los
días, era impresionante, pero esos polvazos los contaré después.
Al año de cortar (en buenos términos) una noche nos cruzamos
en la vereda y nos pusimos a charlar, ella estaba a punto de casarse y yo hacía
un año que estaba de novio con la chica por quien la dejé, yo la conozco bien y
notaba que mientras charlábamos ella me seguía mirando con ganas, en un momento
se me acercó un poquito y la agarré con las dos manos y le empecé a dar un beso
de lengua que nos hizo hervir de calentura a los dos, estábamos los dos de
jogging, lo que facilitó que le metiera la mano y le empezara a manosear la
cola con fuerza.
Mientras ella hacía lo mismo con mi verga que estaba dura
como una piedra, la cosa quedó ahí y nos fuimos calentitos cada uno a su casa.
Después de cenar yo no sabía si hacerme la paja o ir corriendo a cogerla, me
decidí por lo segundo y en dos patadas estaba tocando el portero eléctrico y
subiendo, nos pusimos a charlar y Ale trataba de poner distancia.
Pero yo estaba que explotaba de la calentura y la empecé a
besar y a tocar, ella me decía que no, que no era correcto, pero al rato yo
estaba sentado en una silla y ella arrodillada chupándome la pija como si
hiciera un año que no comía, mientras me decía que más de eso no pasaría, la
muy perra me la chupaba y seguía con la lengua hasta los huevos y de ahí al
culo, yo ya estaba por acabar pero no quería hacerlo sin antes ponérsela.
La levanté en mis brazos y la llevé hasta la cama donde la
acosté, en un segundo me desnudé y empecé a hacer lo mismo con ella, que
trataba de resistirse sin mucha convicción, ya estábamos los dos en bolas y
ella me miraba y seguía diciendo que no quería, entonces le dije que se deje de
joder, que a mí me volvía loco coger con ella y que sabía que a ella también le
gustaba conmigo.
Eso la hizo aflojarse y después de un rato de manoseo y de
puertearla empezamos a coger como nunca, yo estaba metido entre sus piernas y
ella me apretaba con fuerza mientras gemía en mi oreja y me agarraba de la
cabeza y los pelos, al rato ya estábamos los dos transpirados y yo no daba más,
iba a explotar en cualquier momento, entonces se la saqué de la conchita que
estaba empapada y pegoteada por sus flujos y acabadas (ella había llegado dos
veces), me la agarró y se la metió en la boca haciéndome la paja para que yo
pudiera acabar.
Ale se encargó de tragar toda la leche que salía con una
presión increíble, hacía un ruido al tragar que me volvía loco y no dejó
escapar ni una sola gota, pero los dos seguíamos a mil, ahí nomás se dio vuelta
y quedó con el culito para arriba, con las manos se abría los cachetes y se
metía un dedo de cada mano en el culito mientras me decía que la coja, que ese
culito me estaba esperando desde la última vez, yo le empecé a chupar el
agujerito del culo, me encanta sentir con la lengua como se va dilatando la
argolla, mientras le frotaba el clítoris con una mano
Ella ya tenía el culito bien abierto y lubricado listo para
que la empome, entonces la agarré de las caderas y se la puse por la concha
para inmediatamente sacarla y apoyársela en la puertita de atrás, empecé a
empujar despacito hasta que sentí que había entrado la cabeza entera, los
gritos de placer de Ale se mezclaban con mis gemidos, yo seguía penetrándola
milímetro a milímetro hasta que mis 20 centímetros se perdieron definitivamente
en ese ya no tan pequeño agujero que no paraba de darme placer.
Entonces empecé a bombear cada vez con más fuerza y más
velocidad, se escuchaba el ruido de mis muslos golpeando contra sus nalgas, los
huevos también golpeaban con violencia contra su concha y yo ahora la agarraba
de los hombros mientras se la enterraba sin piedad hasta el fondo, pero no
aguanté mucho más y descargué lo que parecían litros de leche dentro de ese
culito que tanto quiero, temblábamos de lujuria y adrenalina.
Al calmarnos nos duchamos y yo me fui casi corriendo a mi
casa por un te amo que se le escapó a ella y a mí me asustó escuchar, a las
pocas semanas Ale se casó, yo por mi parte sigo de novio, pero nosotros dos
siempre vamos a tener un encuentro pendiente.
Increíble pero ya lo creo me a sucedido lo mismo un par de veces solo q an sido casadas y asta sea dado un divorcio
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